@diegorimer
@Rumbo_Libertad
La situación que vive el país actual implica
coherencia, contundencia y acción.
A ciento veinte (120) días del inicio de las
protestas, con más de ciento treinta (130) asesinatos a manos de colectivos,
PNB y GNB; más de mil (1000) heridos y aproximadamente 470 presos políticos,
son suficientes elementos para demostrar que Venezuela demanda Libertad sin
titubeos ni contradicciones. ¡La tiranía se encuentra acorralada ante los
gritos de Libertad!
Hace meses, millones de venezolanos de todo el país
y en el exilio, se plegaron a los llamados de desobediencia civil realizados
por la resistencia en el país, e inclusive al llamado realizado por la
mismísima Asamblea Nacional en su oportunidad, con el objeto de reestablecer el
Orden Constitucional transgredido por el TSJ y el Ejecutivo, ocasionando esta
transgresión la consecución de un golpe que ha concentrado poder en ese órgano
espurio y por supuesto en las manos del tirano Nicolás Maduro y su cúpula
narcoplutócrata.
El llamado a restituir el Orden Constitucional
estaba caracterizado por el restablecimiento de las funciones plenas del máximo
órgano legislativo del país, asimismo, la liberación de todos los presos
políticos y la canalización de un llamado a elecciones generales para regenerar
la gobernabilidad en el país bajo el nombramiento de un nuevo Consejo Nacional
Electoral, guiado por las bases de la transparencia y solidez institucional.
Sin embargo, ante la protesta del pueblo y
acorralamiento del régimen, éste decidió hacer un llamado fraudulento a una
Asamblea Nacional Constituyente basado en una interpretación leguleya de los
artículos 347 y 348 de la Constitución vigente en el país; ocasionando entonces
el incremento de las protestas.
Dicha Asamblea Constituyente tiene como fin
legalizar el negado proyecto Constitucional de 2007, también, los aspectos más
fundamentalistas desde la perspectiva marxista del Plan de la Patria y,
finalmente incorporar elementos ilustrados en los delirios teóricos de los
factores comunistas latinoamericanos más radicales, para someter así a
Venezuela a la esclavitud perpetua, hambruna y miseria.
Este llamado inconstitucional, ha pretendido ser
contrarrestado por la ciudadanía activa apoyada por la Resistencia y la
oposición democrática con la realización de una Consulta Popular el pasado 16
de julio de 2017 en la cual participaron 7.7 millones de venezolanos, que
otorgó un mandato claro, fundamentalmente a la Asamblea Nacional y a la clase
política opositora imperante para detener e impedir la legalización del
comunismo en Venezuela y, llevar al país por la senda de la transición
democrática. Sin embargo, el pasado 31 de julio, en la jornada más sangrienta
de los últimos cuatro meses de protesta, donde 15 compatriotas fueron vilmente
asesinados por el régimen y sus secuaces, la composición de una Asamblea
Nacional Constituyente fue “aprobada” de forma fraudulenta:
En primer lugar, utilizando la interpretación
leguleya del TSJ espurio que, mutiló la posibilidad de consulta sobre si la
ciudadanía estaría dispuesta o no a constituir una Asamblea con tal fin para
“refundar la República”.
Segundo, en
virtud de la protesta generalizada el país y el rechazo de más del 85% de la
ciudadanía al régimen de Maduro, con el 75% de los centros electorales a nivel
nacional clausurados por la protesta generalizada, sin la posibilidad de
auditar dicho proceso, el régimen sin
cumplir los requisitos de la mismísima ley electoral que aprobó con su otrora
mayoría legislativa, señaló la participación de 8 millones de electores y con
ello la elección de los diputados Constituyentes, con lo cual se decreta la
muerte de la República.
Tercero, que la cifra arrojada por el CNE, con la
situación, características y circunstancias del proceso electoral es un
evidente fraude electoral, el más grande en la historia del continente. Fraude
que además ha sido confirmado por investigación realizada por la agencia de
noticias Reuters publicado y confirmado por Smartmatic, empresa que ha llevado
a cabo el aspecto técnico electoral venezolano durante los últimos 18 años,
manifestando pues que el proceso fue abiertamente manipulado en cuanto al
número de participantes y resultados.
Es por ello que la Resistencia y la ciudadanía en
general se ha mantenido en desobediencia civil, además, insiste en el proceso
de poner fin a la dictadura y establecer un gobierno de transición, nombrar un
TSJ transparente capaz de administrar justicia y nombrar un nuevo Consejo
Nacional Electoral, para finalmente poder realizar elecciones libres y
transparentes.
La Asamblea Nacional, con el mandato otorgado el 16
de julio de 2017, ha tenido la obligación de renovación de los Poderes Públicos
para garantizar la transición, además, dice haber iniciado el nombramiento de
un nuevo TSJ, argumento falaz este, puesto que tal premisa sólo es posible si
el Tribunal Supremo de Justicia, es nombrado con todos sus magistrados
principales y de todos sus magistrados suplentes. Puesto que el Tribunal
Supremo designa a los demás jueces del país, la renovación de aquel haría
posible la renovación de toda la judicatura venezolana, incluida la militar.
Sin esta composición absoluta no es posible, y, la Asamblea designó una minoría
de magistrados principales y suplentes, los reemplazantes de los designados
ilegalmente en diciembre de 2015 por la otrora Asamblea Nacional chavista, repitiendo,
por tanto, el error garrafal de julio 2016, cuando la Asamblea anuló la
designación de una minoría de magistrados sin el debido proceso y sin suspender
cautelarmente primero a los magistrados rojos en ejercicio irrito de sus cargos.
Habiendo repetido el error y sin suspender
previamente de su ejercicio a los ¨pseudo-magistrados¨ que ocupan indebidamente
los cargos, la Asamblea dio pie a ese TSJ espurio y dictatorial a evidentemente
no permitir las designaciones recientes e iniciando una brutal casería de estos
juristas, que por cierto debo agregar fueron torpes al no advertir de este
hecho a los parlamentarios, siendo conocedores del derecho.
Ocasionando lo anterior la continuidad de la
anulación del poder legislativo, que tampoco realizó la designación de un nuevo
CNE, ahora en un escenario donde es amenazado el cambio de la forma del Estado
y la consecución del proyecto comunista. Es decir, la clase política imperante
aun no cumple con el propósito de satisfacer las aspiraciones del pueblo
venezolano.
Me pregunto yo ¿Entonces esa designación fútil fue
adrede? ¿Fue una torpeza? La historia lo dirá.
Ahora bien, es menester señalar que en medio de
estos lamentables hechos para la vida del país, una luz se ha encendido en el
mundo, la luz de la solidaridad, entre los gobiernos democráticos con quienes
la ciudadanía venezolana comparte una visión de Libertad y Democracia, siendo
pues a la fecha que más de 40 Estados del Mundo, principalmente de América y
Europa no reconocen el fraudulento acto constituyente y además anuncian
sanciones los funcionarios criminales y violadores de Derechos Humanos del
régimen madurista, dispuestas además, las representaciones gubernamentales de
estos Estados a apoyar cualquier decisión que tenga por fin la restauración de
la Libertad y Democracia, poniendo fin a la dictadura.
Sentado esto, el CNE y el Ejecutivo Nacional
anuncian que este año habrá elecciones regionales, para cumplir el “compromiso”
de realizar el proceso atrasado, elecciones amenazadas por el fraude del
sistema denunciado y comprobado; elecciones estas que versan en el absurdo y la
contrariedad porque, están sometidas a los designios de la Asamblea
Constituyente que podrá agregar o sustraer poder a los Estados Federales, o
simplemente cambiar la composición político territorial del país o peor aún,
suprimir estas entidades, como entidades políticas del Estado, por tanto,
dichas elecciones son un engaño, para atrapar a los cómplices o factores
seducidos por obtener la botella vacía del poder que ya consumió la tiranía.
A tenor de lo anteriormente expuesto, cabe señalar que
factores ajenos a la realidad del país y con una evidente filiación ideológica
con el régimen, que componen gran parte de la MUD y AN, han decidido que luego
del fraudulento proceso Constituyente ha sido consumado, participar en las
elecciones regionales, entonces ¿Es esto un acto de traición? ¿Ignorancia? ¿Ceguera
política? O continuidad de una política de errores e inacción que pone de
manifiesto los intereses que representan genuinamente, poniendo además en
peligro la solidaridad internacional de más de 40 gobiernos del mundo, con
claridad de interpretación jurídica y política de lo que sucede en el país, dispuestos
a aportar en aras de la solidaridad y libertad, las herramientas necesarias
para hallar una salida al conflicto.
Por tanto, hago las siguientes preguntas a esos
factores, principalmente a la MUD y la Asamblea Nacional ¿Ustedes no había
decretado el abandono del cargo de Maduro este año? ¿Ustedes no había llamado a
toda la ciudadanía a ejercer la desobediencia civil? ¿Cómo se interpreta la
existencia de un fraude y el ejercicio de la desobediencia civil participando
de las instituciones que no os reconocen y en el espíritu de la desobediencia
ya no son reconocidas tampoco?
Si bien es cierto, evitar la sumatoria de más
víctimas fatales es imperioso en el país, no debe ser tras la cortina de la
complacencia, la sumisión y el apego a las líneas del totalitarismo. Sólo
podremos evitar más muertes con el fin de la tiranía.
¿Es que acaso 250.000 fallecidos a manos del hampa
desde 1999 hasta 2016 no son suficientes? ¿Es que acaso 300 fallecidos en
protestas desde 2007 hasta el presente no son suficientes? ¿Es que acaso las
muertes de infantes por enfermedad y desnutrición no son suficientes? ¿Es que
acaso la dilapidación de 1 billón de dólares en 15 años de renta petrolera no
es la mayor condena para el futuro de 32 millones de venezolanos, víctimas de
la corrupción, obras inconclusas, ausencia de medicamentos, alimentos y
condiciones que garantizan la dignidad ¿Es que acaso el camino es la
fraudulenta hipótesis del desgaste? O la verdad es que son conscientes de que
no son capaces de tomar las riendas del país y encausarlo por una dirección
distinta.
Sólo es posible un escenario electoral, habiendo
garantizado el final de la tiranía con los términos de su rendición estipulados;
dicho escenario electoral versa en proceso general (local, regional y nacional)
transparente, sin la participación de ningún factor gobernante que ha actuado
abiertamente en detrimento y violación de los derechos de los venezolanos.
La ciudadanía ya abrió los ojos y, por tanto, sin
importar la situación se mantendrá en desobediencia civil de la mano con la
resistencia en el país y difundiendo la verdad por el mundo.
La desobediencia, no es la guerra, es la protesta
inteligente, que inutiliza y desequilibra al régimen. La desobediencia, es la
continuación de la organización ciudadana sin dependencia a mesianismos con el
fin de conquistar la Libertad, el país que le permita transformar sus más
hermosos sueños en realidades.
¡Libertad o Nada!